- October 31, 2025
- Updated 7:09 pm
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- Staff
- octubre 30, 2025
- Cultura Cultura y Entretenimiento
Entre cempasúchiles encendidos y el perfume de copal que aún flota en el aire, el libro “Día de Muertos. Una celebración de la vida y la muerte”, de Déborah Holtz y Juan Carlos Mena, continúa su luminosa travesía más allá de las fronteras de México, llevando consigo el pulso, el color y la mística de una de las tradiciones más entrañables del país. Publicado por Trilce Ediciones, este volumen ha trascendido el papel para convertirse en un documento vivo de identidad, y su eco acaba de resonar con fuerza en los Latino Book Awards 2025, donde obtuvo tres galardones que lo consagran como una joya cultural del continente.
El libro fue distinguido con el primer lugar en la categoría de Mejor uso de fotos o ilustraciones, por la sutileza con que cada imagen capta el espíritu multicolor del Día de Muertos: altares de papel picado que parecen respirar, rostros pintados de calaveras que sonríen a la eternidad, velas que iluminan no solo tumbas, sino memorias. También recibió el primer lugar como Mejor libro cultural u orientado a la comunidad latina, por su capacidad de tender puentes entre la herencia mexicana y las comunidades que, desde otras geografías, aún sienten el llamado de sus raíces. Finalmente, obtuvo el segundo lugar en la categoría de Mejor libro de regalo, por su equilibrio entre belleza, profundidad y emotividad, consolidándose como una obra que se contempla, se lee y se guarda como un tesoro.
Detrás de sus páginas late una investigación de años. Holtz y Mena emprendieron un recorrido por todo el territorio nacional para documentar los rituales, altares, ofrendas y símbolos que componen el mosaico de la muerte celebrada: desde los pueblos nahuas de Morelos hasta los cementerios mayas de Yucatán, desde los barrios de Mixquic hasta los panteones de Oaxaca donde la música y la memoria se entrelazan. Cada texto, cada fotografía, es una ofrenda: un homenaje a la manera en que México transforma la ausencia en belleza y el dolor en arte.
El reconocimiento de los Latino Book Awards 2025 confirma lo que muchos intuían: que este libro no solo retrata una tradición, sino que preserva un legado, convirtiéndose en embajador cultural de un país que ha aprendido a mirar a la muerte sin miedo, con ternura y asombro. Es un recordatorio de que el Día de Muertos no pertenece únicamente al calendario, sino al corazón mismo de la nación mexicana, donde los difuntos regresan cada año para danzar entre flores, pan de muerto y papel de colores.
Pero la celebración no se limita a las páginas. En el corazón de la Ciudad de México, la obra ha encontrado un nuevo cauce visual con la exposición “Día de Muertos. Una celebración de la vida y la muerte”, instalada en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec desde el pasado 9 de octubre y hasta el 15 de noviembre. Organizada por Trilce Ediciones con el apoyo de la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, la muestra se ha transformado en un altar colectivo a cielo abierto, un espacio donde el arte, la historia y la emoción confluyen para honrar la vida a través de la muerte.
En esta exposición, 58 fotografías seleccionadas entre más de 25 mil registros conducen al visitante por un recorrido visual y espiritual que abarca desde los antiguos cultos prehispánicos hasta las expresiones urbanas contemporáneas. Hay retratos de comunidades que decoran los cementerios con música y flores, imágenes de altares que desafían el paso del tiempo, y capturas que muestran cómo la tradición mexicana ha viajado al mundo a través del arte, el cine y la cultura popular.
Cada fotografía parece respirar. Las veladoras arden en silencio frente a retratos familiares, las calaveras de azúcar sonríen con inocencia ancestral, y los pétalos de cempasúchil dibujan caminos de luz que conectan el pasado con el presente. Chapultepec se convierte así en un espejo de la nación: un jardín de memoria donde las imágenes no solo se observan, sino que se sienten.
“Día de Muertos”, tanto en su versión impresa como en su formato expositivo, es un tributo a la belleza del rito y la permanencia del espíritu. Es también una invitación a mirar a la muerte desde otro lugar: no como un final, sino como una continuación luminosa de la existencia. Holtz y Mena han logrado lo que solo los grandes cronistas consiguen: detener el tiempo para revelar la esencia de un pueblo que celebra lo efímero con ternura y esplendor.
Con estos reconocimientos internacionales, Trilce Ediciones reafirma su compromiso con la difusión de la cultura mexicana, su mirada atenta a lo que nos define y su vocación por llevar al mundo la voz de las tradiciones que resisten. El libro y la exposición son, en conjunto, una misma ofrenda: un testimonio de amor por la vida, un puente entre generaciones, un canto de identidad que confirma que en México la muerte no se teme, se abraza.
Porque aquí —entre velas, flores y recuerdos— la muerte florece, y con ella, la memoria de todo un país que ha hecho del arte su manera más pura de seguir vivo.
Para la conmemoración de este año, el libro 02.11. Día de Muertos acaba de ser publicado en pasta dura. Para mayor información acerca de la exposición y del libro, escriba a [email protected]
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